Los salones de los hoteles sirven también para celebrar en ellos las más variopintas exposiciones de cosas. En una de las últimas que he estado, era de botas de mujer. Lo último que yo esperaba encontrarme allí, claro que los asistentes a esta exposición tampoco esperaban encontrarse allí con los asistentes a unas jornadas sobre linux y cultura libre. Ambos nos empapamos un poco de los conocimientos de los otros, ya que compartíamos cafetería.
Ignoro cuando llegó la moda de las botas de mujer, y si es una moda de estas efímeras que duran un tiempo y luego desaparecen o por contra son de esas modas que llegan y se establecen permanentemente como algo propio de nuestro entorno cultural y geográfico. Ya llevan mínimo una década desde que se popularizaron, y la abundancia de modelos es tal, que hasta te encuentras con botas de mujer para el verano incluso.
Con tacón o sin él y en todo tipo de materiales, colores y diseños, las hay de todos los precios y para todos los gustos. Yo me limito a observarlas, con la curiosidad propia de quien ignora prácticamente todo lo que le gusta a las mujeres, aunque no dejo de reconocer que les suelen quedar bien. Como casi todo, vamos.
Volviendo a la exposición de botas de mujer, hubo una pasarela por la que desfilaron varias modelos calzadas con un montón de botas distintas, y unas charlas sobre botas femeninas, donde los ponentes las presentaban y pasaban varios modelos de ellas entre el público para que se hiciera una idea de primera mano sobre las botas que allí se estaban presenteando. Ignoro cómo ocurrió, pero hubo incluso un momento en el que yo estaba aplaudiendo a uno de los que dieron la charla sobre las botas.
Imagino que a ellos les pasaría lo mismo si es que entraron en nuestras charlas, que estábamos en salones contíguos y de vez en cuando se veía a alguien asomar, que de seguro, no era de los nuestros.
Joder, ¡hablo como los políticos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.